Siempre se ha dicho que un madrileño es gato cuando al menos su progenitores son nacidos en Madrid. Eso, a día de hoy, es imposible gracias al crisol de gentes de todas partes de España y del mundo que han venido a vivir a esta ciudad. Mirando hacia las alturas de los tejados de Madrid se pueden encontrar en varios edificios, gatos que parecen estar espectantes ante lo que pasa más abajo. Será los últimos gatos que quedán en Madrid?
miércoles, 31 de diciembre de 2008
Escenas matritenses: gatos (I)
En la época de la reconquista, Magerit (actualmente Madrid) estaba rodeada por una alta muralla que protegía a los musulmanes de los ataques castellanos. Un día de mayo de 1085, las tropas castellanas trataron de conquistar la ciudad de forma sigilosa. Un soldado se apartó del pelotón y empezó a trepar ágilmente mientras sus compañeros comparaban su hazaña con la forma de subir de un gato. Al empezar la batalla, consiguió llegar al torreón de la fortaleza y cambiar la insignia musulmana por la cristiana. Pasado un tiempo, al rememorar la historia, la gente no recordaba el nombre de ese soldado pero si su forma de subir la muralla y su mote. Desde entonces, a los nacidos en Madrid, se nos dice gatos.
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